Silly Monkey Stories #131 – (In)dependence

(En español más abajo)

 

18/Dec/2010 – Florencia (7)

 

Like every year, our company hosted a Christmas party for the children of the employees. These are very well organized events, that include many activities, a guest artist and -of course- a visit by Santa. My kids enjoy them a lot, though Florencia is the only one who still qualifies as 'kid' since this past year.

Our company has grown a lot over the last two or three years, and many new employees have been hired since. This means that lots of children were present at the Banquet Hall where this party took place. All of them with their parents, of course.

Well, except one. Florencia.

We arrived, she took off her snow boots and put on her indoor shoes. Then, after she got some papers and toys to play with, she proceeded to line up for the face painting. That's when she told me, while handing me her gifts over:

- Daddy, take this home please.

She took me by surprise.

- Oh, OK. You want me to leave then?
- Yes, you can pick me up later.

But all of the other parents are here, I thought. I insisted and got the same response:

- You sure you don't want me to stay?
- Well... If you want to...

I can read between the lines, sweetie. (I wrote this post while I was having a coffee across the street) Enjoy your party, Florencia. I'm coming back in an hour or so, because you might be ready to let me go, but I'm not.

You still depending on me is one of the very few things preventing me from acknowledging that I'm getting old.

Yes, I know. I’m still an Ace Frehley fan
Sí, ya lo sé. Sigo siendo fan de Ace Frehley

 

18/Dic/2010 – Florencia (7)

 

Como cada año, mi compañía organizó una fiesta de Navidad para los hijos de los empleados. Estos eventos, muy bien organizados, incluyen muchas actividades para los chiquitos, algún artista invitado y –por supuesto– la  visita de Santa Claus. Mis hijos las disfrutan mucho, pero a partir de este año que pasó sólo Florencia califica como ‘niña’.

La empresa ha crecido mucho en los últimos dos o tres años, y muchos nuevos empleados han sido contratados. Esto significa que había muchísimos chiquitos en el salón de fiestas que se utilizó para la fiesta. Todos ellos con sus padres, por supuesto.

Bueno, no todos. Hubo una excepción. Florencia.

Llegamos, y ella enseguida se sacó sus botas de nieve para ponerse sus zapatillas de ‘indoor’. Luego, y una vez que se aprovisionó de unos paleles y juguetes que les daban, se dispuso a hacer fila para que le pintaran la carita. Ahí  fue cuando me dijo, mientras me pasaba los regalos:

- Tomá, Papi, llevá esto a casa.

Debo confesar que me tomó por sorpresa.

- Oh, OK. Entonces querés que me vaya?
- Sí, después me venís a buscar.

Pero todos los demás padres están aquí, pensé. Insistí, pero la respuesta fue la misma:

- Seguro que no querés que me quede?
- Bueno… si vos querés…

Sé leer entre líneas. (Escribí este post mientras me tomaba un cafe enfrente, esperando) Espero que disfrutes la fiesta, Flor. Yo vuelvo en una hora o algo así, porque vos estarás dispuesta a dejarme ir, pero yo todavía no lo estoy.

El hecho de que aún me necesites –de vez en cuando– es una de las pocas cosas que me permiten dejar de pensar en que me estoy poniendo irremediablemente viejo.

 

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