Friday, March 12, 2010

Not my hair!

(En español más abajo)
 
Canada
There was something that I liked to do every time I went to my grandparents’ place and that was to take the bike and go ‘around the block’. I have mentioned that me, my brothers and my cousins had designated some places within those 400 metres to act as ‘cities’ for some of our games, especially when we were ‘working’ at our cereal brokerage firm, using the furniture and forms that my father and grandfather had left there after having worked together for a while.

But sometimes I would just go out to right my bike, without an apparent intention. My route would always be the same, following the direction of the streets around my grandparents’ block, only that I was on the sidewalk (which wasn’t a problem, because I was little and wouldn’t ride the bike too fast… yet). I would start from the corner where my grandparents lived, then go past Fernando’s house and Carlitos Cela’s market and then turn right. I would then ride for about half a block and… there I would meet ‘my nemesis’.

'My nemesis’ would be three girls from the neighbourhood, all of them absolutely beautiful, who would normally be playing right in front of their place. Two were sisters (Viviana and Silvia) and the other one (Valeria) a cousin visiting from the neighbouring city of Tandil. I don’t know why, because I can’t remember at all (but I guess I had something to do with it), but by the second time I passed by we were already fighting.

Viviana, I have to say, played the role of the older sister very well and stayed out of trouble; but my relationship with the other two was explosive. Especially with Silvia, because Valeria wasn’t there all the time. Truth be told, I was in love with Valeria, to the point that I tried anything to get her to notice me, even faking a medical report saying that I was gravelly ill. And I didn’t in the format of a prescription!!! :-)

But as busy as I was trying to get Valeria to fall for me, I liked fighting with Silvia even better!

Me riding my bike in front of her place was asking for trouble. It would rarely end without her or Valeria pulling my hair . But I would lie if I said I didn’t enjoy those fights. It was, definitely, our way to play together. I remember how disappointed I would be if they weren’t there when I happened to ride by there place with my bicycle. I would then turn right at the ‘Triana’ Supermarket, then past an empty lot (one of our ‘cities’) and finally get back to my grandparents’ place wondering what had happened to them.

I would stay there, sitting on my grandmother’s reclining chair and looking out the window, until I would see my friend/enemy Silvia riding her bike. We would look at each other for a split second, and the message was clear:

- I’m back. Wanna play fight?

 
ArgentinaAlgo que me gustaba mucho hacer cada vez que iba a la casa de mis abuelos era salir a dar 'la vuelta a la manzana' en bicicleta. Alguna vez ya conté que con mis hermanos y primos habíamos marcado algunos lugares en esas cuatro cuadras que oficiaban como 'ciudades' para algunos de nuestros juegos, sobre todo cuando pretendíamos trabajar en una acopiadora de cereales, utilizando los muebles y papeles que mi padre y mi abuelo habían dejado allí luego de haber trabajado juntos.

Pero a veces sólo salía a dar vueltas en la 'bici', sin ningún motivo o intención aparente. El circuito que hacía siempre tenía la misma dirección, que era en sentido de las agujas del reloj y siguiendo la dirección de las calles circundantes, pero yo iba por la vereda (lo cual no era problema, porque yo era chico y no me animaba a ir muy rápido... todavía). Salía de la esquina de lo de mis abuelos, pasaba por lo de mis tíos, luego por en frente del almacén de Carlitos Cela y la casa de Fernando Moreira, y ahí doblaba para la derecha. Hacía un poco más de media cuadra y... allí me encontraba con 'el enemigo'.

'El enemigo' eran tres chicas del vecindario, una más bonita que la otra, que por lo general estaban jugando en la puerta de su casa. Dos eran hermanas (Viviana y Silvia) y la tercera (Valeria) una prima de ellas que las visitaba ocasionalmente porque vivía en la ciudad de Tandil. Vaya a saber por qué motivo, porque no me acuerdo para nada (pero presumo que yo tuve bastante que ver), ya para mi segunda pasada por el lugar nos estábamos peleando.

Viviana, hay que decirlo, hacía gala de su rol de hermana mayor y se mantenía fuera de los combates; pero mi relación con las otras dos niñas era poco menos que explosiva. Sobre todo con Silvia, porque Valeria no estaba todo el tiempo. La verdad sea dicha, a mí me gustaba Valeria, al punto que intenté de cualquier manera conquistarla, haciendo stress en la palabra 'cualquier', porque la verdad es que yo era un desastre. Si hasta una vez traté de falsificar un diagnóstico médico que decía que yo estaba gravemente enfermo. Y lo hice imitando el formato de una receta!!! :-)

Pero más aún que ‘cortejar’ a Valeria me gustaba pelearme con Silvia!

Que yo pasara en bicicleta por la puerta de la casa de Silvia era una provocación, una invitación a la pelea. Rara vez el asunto terminaba sin que ya sea ella o Valeria me terminaran agarrando de los pelos. Pero yo mentiría si dijera que no me gustaba pelearme. Era, definitivamente, la forma que teníamos de jugar juntos. Recuerdo la decepción que me llevaba si no las encontraba al pasar; entonces seguía de largo, doblando en el Supermercado 'Triana' y luego pasando por un terreno baldío (una de nuestras 'ciudades') y finalmente doblando en dirección hacia lo de mis abuelos preguntándome qué habría pasado.

Y allí me quedaba, sentado en la silla mecedora de mi abuela y mirando hacia la calle, hasta que finalmente veía pasar a mi amiga/enemiga Silvia en bicicleta. Nos mirábamos por esa fracción de segundo mientras ella pasaba y el mensaje era claro:

- Ya volví. Querés jugar pelear?

 
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