Superhero?

Many bloggers do this as a way to generate more posts, which I think is valid, though I hadn’t done it before (or maybe I did, with my ‘Ask Gabriel’ series). I’m talking about picking up a comment left in your blog as the source for a brand new post. Since I know that it’s highly unlikely that this comment will be picked up by anybody, due to where it has been left, I will share it now. The sender, unfortunately, is Anonymous, so I don’t know who to thank. Here’s an approximate translation:

 

Man, I read the PDF file with your story called "Coming to Canada" and I have to congratulate you for not having given up and kept fighting… you’re the living example than hope is the last thing you can lose… I rejected an employment offer in Caledonian (oil and energy), back in ‘98 after I finished my secondary school, because I was afraid of having to go through all the stuff you went through, and that is something I will always regret… you’re like a superhero for many, not only your family. A hug from Argentina.

 

My first reaction was -of course- to thank this anonymous reader for his concepts, similar to those I would pick up -with a few dishonorable exceptions- when the news of this little story winning an award was picked up by the Argentine newspaper "Clarín". But it also left me thinking…

Let's start with the 'superhero' moniker, which is (I think) too big for me. Let's look at the rest now… I never gave up? Yes, I did. There were many moments in which I thought there was no more hope, like for example when in the middle of my desperation for not finding a job and not having any money to buy food, my computer was ruined and I lost everything I had. I did gave up that night, and the only reason why I got out of bed the following day was that my wife told me to go to the library to check my mail, to see if there were any replies, so I could ask for my résumé back and then start all over again. I could not believe she still had faith. Start all over again???? At this point??? How could she still have hope? The rest is known, I was on my way to the library when I got a call from a company in Waterloo, and five days later we had moved and I was already working.

But there's more, things I haven't told, or did partially. I was alone in Toronto, while Gaby and the kids were living with my brother, and things were going really badly. I was living in a horrid hotel, old and damp, with cracked walls, broken floors and a bathroom per floor. I had no phone or access to internet to do my job search. I could only eat junk food, because it was the cheapest thing I could buy; that's when I started to gain weight fast, something from which I still haven't recovered nine years later.

Gaby and the kids’ first day in Canada – 24/Feb/2001

As I did say in my story, I was walking around Toronto looking for a job, any job, while tears were rolling down my face. It would have been easy to blame the weather for that (it was -25C on average), but the reality was different: I was deeply depressed, and I even had some really bad thoughts. Luckily, the idea of leaving Gaby alone and the kids growing up without me was strong enough (besides the fact that I would have never had the balls to do anything) and this was over quickly. But I was physically and morally destroyed, and my self esteem was in the gutter. I needed somebody to rescue me, so I went looking for who I know can do it at any time: my family.

Once me, Gaby and the kids reunited in Toronto, I started to feel better, even though we were still facing many difficulties. Gaby's English was very limited then, but she would still go to church every Sunday evening to pray for us. The idea of me doing the same never even crossed my mind, so the excuse of 'somebody has to stay to take care of the kids' was perfect for me. I simply didn't believe in anybody or anything. I had given up, as I said above. Luckily for me, I had been the only one who had done that, because it was my wife's faith what brought us back on track.

I'm sorry that my anonymous friend is frustrated for not having accepted that position back in '98. Sometimes, opportunity knocks at your door once, I really hope this is not the case. We took our chance and went for it, without thinking that things could have gone so bad for us at first. The question I'm always asked is: “Now that you know all the stuff you went through at first, would you get yourself in this mess again, should you be able to go back in time?”. The answer is a resunding “yes”, because not only I don't regret a single thing, but we've learned and grown from them, as individuals, as a couple  and as a family after this experience. If the price for the present we now have is that first year in Canada, it's more than justified to me.

Now, going back to the superhero concept… I dunno, maybe that still works for my little daughter, who might still think that I'm blond, handsome and smart. But I don't see the rest buying it. I have a very clear idea about the whole thing, though: the only superhero in my house is that who sleeps on the right side of my bed every night.

 

Muchos bloggers hacen de esta práctica un recurso para generar más posts, lo que me parece muy válido, a pesar de que yo no lo haya hecho antes (o tal vez sí, con los ‘Pregúntele a Gabriel’). Me refiero a la utilización de un comentario dejado en este blog como punto de partida para arrancar un post nuevo. Como sé muy bien que este comentario difícilmente sea ‘pescado’ por alguien, dado el lugar en donde fue dejado, lo compartiré ahora. El remitente, desafortunadamente, es Anónimo, así que no sé a quién agradecer. Dice así:

 

Maestro, leí el PDF llamado "Venir a Canadá" y la verdad es que te felicito por no haber bajado los brazos nunca y mantener tu lucha constante... sos un vivo ejemplo de que la esperanza es lo último que se pierde... yo rechacé un empleo en Caledonian (petróleo y energía), allá por el `98 cuando terminé el secundario técnico, por temor a sufrir lo que te pasó a vos y es algo que me voy a arrepentir siempre.. vos sos como un superheroe para muchos, no solo para tu familia. Un abrazo desde Argentina.

 

Mi primera reacción fue –por supuesto– la de agradecer a este anónimo lector sus conceptos, similares a los que supe cosechar –con alguna deshonrosa excepción– cuando la noticia de que esta pequeña historia había ganado un premio fue publicada en el diario argentino “Clarín”. Pero luego me quedé pensando…

 

Partamos de la base de que el título de ‘superhéroe’ me queda muy, muy grande. Ahora revisemos lo demas… nunca baje los brazos? Sí, lo hice. Hubo momentos en los que me dí por vencido, como por ejemplo cuando en plena desesperación por no conseguir trabajo y no tener con qué darle de comer a los chicos, se arruinó mi computadora y perdí absolutamente todo lo que tenía. Yo esa noche me rendí, y sólo me sacó de la cama la fe de mi esposa, quien me mandó a una biblioteca a chequear mi mail para ver si alguien me había contestado, y así pedir que me reenviaran mi currículum para empezar de nuevo. Empezar de nuevo???? A esta altura???? Cómo podía ella todavía tener esperanzas? El resto es conocido, camino a la biblioteca recibí una llamada de una empresa en Waterloo, y a los cinco días ya estaba mudado y trabajando.

 

Pero hay más, cosas que no he contado en mi historia, o conté a medias. Yo estaba solo en Toronto, mientras Gaby y los chicos vivían en casa de mi hermano, y las cosas me estaban yendo muy mal. Vivía en un hotel espantoso, viejo y húmedo, con paredes rajadas, pisos con agujeros y un baño por piso. No tenía teléfono ni acceso a internet para buscar trabajo. Comía sólo chatarra, porque era lo más barato que podía comprar; así comencé a ganar peso rápidamente, algo de lo que aún hoy, nueve años despues, no me he recuperado.

 

The kids at the CN Tower (01/May/2001)

 

Como sí conté en mi historia, caminaba por las calles de Toronto buscando trabajo, mientras las lágrimas rodaban por mis mejillas. Hubiera sido fácil culpar al frío por ello (hacía –25C en promedio), pero la realidad era otra: yo estaba sumido en una profunda depresión, en la que ni siquiera faltaron pensamientos muy funestos. Por suerte, la idea de Gaby quedándose sola y los chicos creciendo sin mí fue muy fuerte (más alla de que nunca hubiera tenido los huevos como para hacer algo) y esto no pasó a mayores. Pero yo estaba destruído, física y moralmente, y con mi autoestima por el suelo. Necesitaba alguien que me rescatara, y me fui a buscar a quien sé que puede hacerlo en todo momento: mi familia.

 

Una vez que Gaby y los chicos se reunieron conmigo en Toronto, yo me sentí mejor, a pesar de que las dificultades continuaban. Gaby no entendía casi nada de inglés todavía, pero de todos modos se iba a misa todos los domingos por la noche a pedir por nosotros. A mí jamás se me cruzó por la cabeza esa idea, por lo que la excusa de que ‘alguien se tiene que quedar a cuidar a los chicos’ me vino como anillo al dedo. Yo, simplemente, no creía más en nadie o en nada. Como dije más arriba, me había dado por vencido. Por suerte para mí, había sido el único de los dos, porque fue la fe de mi esposa lo que finalmente nos sacó a flote.

 

Lamento que mi amigo anónimo tenga la frustración de no haber aceptado ese empleo en el ‘98. A veces, esas oportunidades pasan una sola vez en la vida, espero que en este caso no sea así. En el nuestro lo fue, y nosotros nos subimos, sin pensar que las cosas nos podrían haber salido tan mal. La pregunta que siempre me hacen es: “Sabiendo todo lo que te pasaría despues, volverías a meterte en este embrollo si pudieras volver el tiempo atrás?”. La respuesta es un rotundo “sí”, porque no sólo no me arrepiento de ningún error, sino que hemos aprendido y crecido todos como personas y como familia luego de esta experiencia. Si para tener el presente que tenemos ahora es necesario pasar ese año que pasamos, para mí es más que justificado.

 

Ahora, lo del superhéroe… no sé, tal vez todavía funcione para mi hija más chiquita, que aún piensa que soy rubio, lindo e inteligente. Pero para el resto, no lo creo. Yo tengo las cosas muy en claro: el único superhéroe en mi casa es la persona que se acuesta a mi derecha todas las noches.

 

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