But every time I am thinking about these things and have doubts about coming back the next season, someone reminds me of how little things I do can make a huge difference in others.
Take this guy on Santi's team, for example; I won't name him, but I know he would immediately realize I'm talking to him if he ever read this. A fantastic player, and even a better kid, I saw him playing at the house league level and he impressed me a lot. Talked to his parents (whom I knew already) and recommended he joined the Rep program, which he did. He played with Santi for several years, and though there was no doubts about his skills, it always looked like he was too self-conscious about his size to be able to show all of his potential. I talked to him and his parents several times and worked with him -the best I could- to make him understand that everyone is as small as they want others to see them.
Eventually, he made the transition from the "B" to the "A" team (again, along with Santi) and though he was off to a very rocky start, he finally gained that confidence he needed and now he is a key player; even more, his teammates love him. As we were celebrating the winning of our fourth tournament in the season, his parents told me that they weren't sure he would have had a shot at this team without my support. Though I seriously doubt that's true, it really makes me feel good.
A similar story involves a girl who played with Carolina in House League. At the end of our season (where we lost in the final game), I talked to her parents and said exactly the same: she should try out for the Rep Program, because I had seen a lot of potential in her. Again, the parents followed my advice and soon this girl was practicing twice a week and travelling all across the region. Whenever our paths crossed, this sweet, beautiful girl would come and give me a hug (we don't do this anymore because, well, she's 13 now and it would be embarrassing). Six seasons later, she's evolved into a great player and is one of the best in her age group. Whenever I see her play, I just cannot believe I actually played a role in this talented girl’s decision to play the most beautiful sport in the world.
Every time I see her parents, this girl's dad will point at me and say to me, jokingly:
- We still blame you for this...
I would love to declare myself guilty, Your Honour.
Pero cada vez que estoy pensando en estas cosas y dudando acerca de volver la temporada siguiente, alguien me recuerda de cómo pequeñas cosas que uno hace o dice pueden causar un gran impacto en otros.
Por ejemplo, este chico en el equipo de Santi; no lo voy a nombrar, pero sé que si él leyera esto inmediatamente sabría que hablo de él. Un jugador talentosísimo y un chico fantástico, lo vi jugar en la House League y me impresionó mucho. Hablé con sus padres (a los que ya conocía) y les recomendé que se fuera a probar en el programa Rep (competitivo), lo que hizo. Jugó junto a Santi por varias temporadas, y si bien no había dudas sobre sus condiciones, siempre daba la impresión de que se sentía cohibido por su tamaño y no era capaz de mostrar todo su potencial. Hablé con él y sus padres muchísimas veces y trabajé con el -lo mejor que pude- para hacerle entender que cada uno es tan chico como quiere que los otros lo vean.
Eventualmente hizo la transición del equipo "B" al "A" (junto con Santi otra vez) y si bien tuvo un comienzo de temporada bastante complicado, finalmente obtuvo la confianza que necesitaba y ahora se ha convertido en un jugador clave del equipo; además, es muy querido por sus compañeros. Celebrábamos la conquista de nuestro cuarto y último campeonato de la temporada cuando sus padres me confiaron que ellos no pensaban que él hubiera tenido la chance de jugar en este equipo sino hubiese sido por mi apoyo. Si bien dudo seriamente de que eso sea cierto, me hizo sentir realmente muy bien.
Una historia similar tiene por protagonista una niña que jugó alguna vez con Caro en el House League. Al final de la temporada (en la que llegamos al partido final), hablé con sus padres y les dije exactamente lo mismo: deberían llevarla a las pruebas para Rep, porque veía muchísimo potencial en esa niña. Los padres siguieron mi consejo y pronto ya estaban viajando por toda la region. Cada vez que me encontraba con esta hermosa, dulce chica, ella venía hacia mí y me daba un abrazo (cosa que por supuesto no hago más porque ahora tiene 13 años y sería vergonzoso). Se ha convertido en una gran jugadora y seis temporadas más tarde, es una de las mejores de su equipo. Cada vez que la veo jugar me cuesta aceptar que tal vez yo haya jugado un rol en la decisión de esta talentosa chica de jugar el deporte más lindo del mundo.
Y cuando me encuentro con sus padres, el papá me apunta con el dedo y me dice, bromeando:
- Todavía te culpamos a vos por esto...
Su Señoría, me declaro culpable, con el mayor de los gustos.
Felicitaciones, Mr. Coach.
ReplyDeleteDisfrutelo.
Ese espiritu tuyo lo veo tan poco en las divisiones inferiores... y eso que se llaman "formativas".
A veces pareciera que les quieren "formar" el lado oscuro.
Gracias, Mike.
ReplyDeleteYo sé que disto de ser el mejor de los coaches, pero me da la impresión de que esto lo hago bien. Los dos casos que nombré no son los únicos, por supuesto, pero sí los más representativos. Muchos de estos pibes (y sus padres) ya son casi como de la familia para mí.
Realmente me siento muy bien cada vez que veo alguno de estos pibes a los que les dediqué tanto tiempo 'romperla' en un partido o saber que les está yendo tan bien luego de que pasaron por algún equipo mío...
Es bueno dedicarse con pasión a algo que a uno le gusta y, si es reconocido aunque uno no lo busque, mejor aún.
ReplyDeleteAcá diríamos que sos un 'descubridor' de talentos.