Monday, January 18, 2010

The Hurricane

CanadaMy grandfather Pepe loved going out, that was no secret. He would leave and who knows when he was coming back... the oddity about this is that my grandmother was exactly the opposite, she loved staying in playing cards or watching TV.
 
During the summer, Pepe's routine consisted in taking the bus and going to the beach at around 9 AM, coming back right after dusk. My grandmother, in the meantime, would stay home because according to her 'sand in Necochea has a lot of iodine and it was bad for her'...
 
Fighting was something they would definitely do together (though it wasn't anything bad, just arguing and complaining), so it wasn't that big of a surprise to see my grandfather heading out all the time... :-)
 
But there was something Pepe did that was very mysterious and had all of his grandchildren intrigued. Every Monday evening, at around 8 PM, Pepe would say 'I'm going over to Fernando's place' and he would disappear until the wee hours of the night. If we just happened to be still up by the time he came back (let's say it was summer and my grandmother had 'kidnapped' us so we would play cards with her), we would see him come back, 'visibly affected' after so many hours of partying... :-)))
 
Fernando was Fernando Moreira, a very old friend of Pepe, who lived just half a block away. A loner, we never knew whether he was single or a widower; he had won a lot of money in the lottery and had decided to spend it the best way he could: by organizing fantastic dinners with his friends every week. There were man from all ages and precedence that would meet at his place every Monday night, eating and drinking to the point of exhaustion.
 
Pepe -of course- attended those meetings with religious punctuality. It was known that nobody could compete with him when it was about eating and drinking (my brother-in-law Daniel had called him -with all justice- 'The Hurricane', because there would be nothing left after he hit the table), but we suspected that there was something else behind such a commitment. Very intrigued, all the grandchildren (especially mi brother Martín and I) started to dig deeper into this, until one day the unexpected happened: Pepe invited to go with him!
 
We arrived to the place like who is going to participate of a social experiment. We almost showed up with a notepad and a pencil! We found, as we were expecting, lots of people (all male) from different places, ages and social classes, some of our own age or people we actually knew personally. Fernando's house, very humble and of a traditional Argentine style, had a semi-open corridor (which we called 'gallery') that would end in the kitchen. To the sides, you'd find doors communicating to the different rooms in the house. The living room/dining room featured a very long table, around which everybody started to sit.
 
foto 1 Pepe (behind) and FernandoPepe (detrás) y Fernando (2003)
 
The menu was very simple, and I though, recurring: after a 'picada' (a cheese table with ham, salami, etc), we had beef empanadas and then a traditionally Argentine barbecue, with salads and/or fries. Everything was prepared and served in a very casual, rudimentary way, 'macho style'. After all, nobody was there to judge the way food was being presented, that was absolutely secondary. There was a lot of food, but also enough provisions to be able to 'lubricate' it. ;-) I believe -Martín, please correct me if I'm wrong- that Fernando's house was communicated to his next door neighbour's, who was Carlos Cela, that man I had portrayed not long ago, and who owns that fantastic grocery store that seems to be stopped in time. The bottles of wine were going down at supersonic speed, and then flying over our heads to land on the floor making a big noise. Incredibly, they wouldn't break on contact, but instead bounce on a very old wooden floor that seemed to absorb the impact. Every hour or so, Carlos would rush back to his store to get more wine...
 
Long story short: people ate and drank as if it were the last time. Before and after, we played cards -the traditional games of 'truco' and 'tute'- and tell lots of jokes and stories that I can't hardly repeat here (we would call them 'green jokes'). It was as simple as that, but at the same time it was an exceptional way for such a large and diverse group of people to bond.
 
Me and Martín, who had attended the party very intrigued, but at the same time full of that teenage arrogance that made us say 'we're going to eat everything', ended practically laying on the floor, our bellies swollen and almost unable to move because of how much we had eaten, and exhausted after having laughed so hard...
 
Pepe was right by our side, still eating. As I said, you could not compete with this man...
 
 
ArgentinaQue a mi abuelo Pepe le gustaba salir no era secreto para nadie. El tipo agarraba la calle y vaya a saber cuándo volvía... lo curioso del caso es que mi abuela era exactamente lo opuesto, no había cosa que le gustara más que quedarse en casa jugando a las cartas o mirando televisión.
 
En el verano, Pepe se tomaba el bus y se iba a la playa a eso de las 9 de la mañana, y muchas veces no volvía hasta bien entrada la noche. Mi abuela, mientras tanto, se quedaba en casa porque según ella, 'la arena de Necochea tenía mucho yodo y a ella le hacía mal'...
 
Pelearse era también un pasatiempo que ambos cultivaban (aunque jamás pasaba de un par de rezongos) así que no nos extrañaba tanto que el abuelo se rajara todo el tiempo... :-)
 
Pero había algo Pepe hacía que llamaba poderosamente la atención de todos los nietos. Los lunes a la tardecita, casi entrando la noche, Pepe decía 'me voy a lo de Fernando' y desaparecía hasta bien entrada la madrugada. Si por casualidad llegábamos a estar levantados cuando volvía (por ejemplo, era verano y la abuela nos había 'mantenido cautivos' para jugar a las cartas), lo veíamos volver a Pepe, y venía 'visiblemente afectado' después de la parranda... :-)))
 
Fernando era Fernando Moreira, un viejo amigo del abuelo que vivía a media cuadra de su casa. Un hombre solo, del que nunca supe si era soltero o viudo, había ganado una fortuna en la lotería y había decidido disfrutarla de la mejor manera posible: organizando pantagruélicas cenas con sus amigos. Hombres de todas las edades y extracciones se citaban en su casa todos los lunes por la noche y le daban 'al diente' y 'al chupi' hasta más no poder. Como diríamos en Argentina, 'se tomaban hasta el agua de los floreros'.
 
Pepe respetaba estos encuentros con puntualidad religiosa. Sabido era que mi abuelo no tenía par a la hora de comer y tomar (mi cuñado Daniel lo había bautizado con justicia 'El huracán' porque por donde pasaba él no quedaba nada), pero nosotros suponíamos que había algo más detrás de tanta fidelidad. Intrigadísimos, los nietos (sobre todo mi hermano Martín y yo) comenzamos a interiorizarnos más sobre el tema, hasta que un día sucedió lo inesperado: Pepe nos invitó a ambos a ir con él
 
Acudimos a la cita como quien va a presenciar un experimento social. Poco faltó para que lleváramos un anotador y un lápiz para tomar nota! Nos encontramos, como imaginábamos, con decenas de personas (todos hombres) de distintas procedencias, edades y clases sociales, algunos hasta contemporáneos nuestros o gente que conocíamos personalmente. La casa de Fernando, muy sencilla y de un estilo muy tradicional en Argentina, tenía un corredor semi-abierto (que nosotros llamamos 'galería') que desembocaba en la cocina. A los costados, una hilera de puertas comunicaba con las distintas habitaciones. El living-comedor contaba con una larguísima mesa, alrededor de la cual se fueron sentando los parroquianos.
 
foto 2
One of the Monday night parties – Sitting, with a red sweater, Pepe.
To his right, Fernando; standing, with a ‘smiley’ shirt, Martín
Una de las ‘partuzas’ de los lunes – Sentado, con sweater rojo, Pepe.
A su derecha, Fernando; parado con una remera con un ‘smiley’, Martín
 
El menú era sencillo, y se me antoja, recurrente: luego de una 'picada' (quesos, jamón, salame, etc), hubo empanadas de carne como entrada y después asado con ensaladas y papas. Todo estaba preparado y servido muy rudamente, 'a lo macho'. Después de todo, nadie estaba allí para juzgar la presentación de la comida, porque era algo completamente secundario. Así como había mucha comida, también había abundantes provisiones como para 'regarla'. Creo -que me corrija mi hermano- que la casa de Fernando se comunicaba con la de Carlos Cela, aquel hombre que retraté no hace mucho y que tiene un maravilloso mercado que parece detenido en el tiempo. Las botellas de vino bajaban a velocidad supersónica y luego 'volaban' por encima de nuestras cabezas para caer haciendo un gran estrépito en el piso de madera. Increíblemente, no se rompían sino que parecían rebotar en un piso de madera que de tan vieja amortiguaba el impacto. Cada tanto, Carlos salía rumbo a su mercado a buscar más provisiones....
 
Haré la historia corta: se comió y bebió de manera descomunal. Antes y después, la velada fue matizada por juegos de cartas -los tradicionales juegos de truco y tute- y por una gran cantidad de cuentos y chistes que difícilmente pueda repetir ('chistes verdes', como decimos nosotros). Todo era tan simple como eso, pero a la vez capaz de unir a gente tan distinta de manera tan profunda.
 
Martín y yo, que habíamos ido con toda la intriga del mundo pero también, para qué negarlo, con toda la soberbia adolescente de decir 'nos vamos a comer todo', terminamos prácticamente tirados en el suelo, con la barriga hinchada y sin poder movernos de tanto que habíamos comido y cansados de tanto que nos habíamos reído...
 
Pepe, a nuestro lado, seguía comiendo. Con este hombre no se podía competir...
 
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15 comments:

  1. Buena historia, hermosos recuerdos.
    Menos mal que señalaste donde está Martín en la foto porque no lo hubiese reconocido.:)

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  2. Ja, y eso que la foto es de 1978, así que Martín tenía 7 años! No, si es como te digo, siempre tuvo la misma cara (de... )

    :-)

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  3. En la primera foto Pepe parece un Isidoro Cañones entrado en años! Que personaje, y que buena historia.

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  4. Que bien se hubiese llevado con mi viejo!!! Papa todas las noches a eso de las 18 se cambia y se va al club, mama cambio las cartas por la compu!
    Si Agus contara la historia de sus abuelos seria muy parecida.
    Saludos

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  5. Que barbaro Gabriel. No importa que lo lea en ingles o castizo, siempre me parece que un amigo me esta contando uno de sus recuerdos. La forma en que narras (lo que sea) es fantastica.
    Ojala algun dia nos encontremos a tomar un feca.
    Walter

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  6. Que bueno tener tantos recuerdos como este y tanta memoria para poder contarlos con tanto detalle!!

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  7. La foto, de 1978?
    Martin con 7 años? Con esos bigotes?
    Me estan cachando..
    Coincido con el Ale... Isidoro en pinta.

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  8. Es que Martín nunca fue chico. Nació con bigote y creo que también con la remera puesta.

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  9. ...siempre fui un niño en el fondo... bien en el fondo....
    Para agregar a esta historia, todavia me acuerdo el estruendo de las botellas vacías cuando rebotaban en los pisos de pinotea, con tanta puntería que nunca caía una arriba de la otra. Yo fui varias veces con Pepe a lo de Moreira, me acuerdo una vez que también eran como 30 para morfar (no comer, morfar...) y el tipo se despacho con canelones para todos! y en una cocina común y corriente! vivía para eso. Hoy día yo mantengo algunas costumbres que heredé de mi abuelo ( en realidad de él heredé muchisimas cosas y todas buenas, él era la mejor y mas buena persona del mundo), todos los jueves me junto a jugar al tute con unos amigos de 19.00 a 23.00 mas o menos, siempre en la casa de alguno diferente y en el medio hacemos la pausa para morfar (si, morfar...) y los viernes en Necochea tengo otra peña que nos juntamos a morfar y después a jugar al truco... Es una de las mejores formas de homenajear a Pepe... y a mi abuela Haydée también ya que ella nos enseñó todos los juegos de cartas que sabemos.
    En cuanto a lo que me preguntás no em acuerdo si se conectaban la casa de Moreira con la de Carlitos, posiblemente. Y la última foto debe ser una de las últimas de Moreira, se festejaba su cumpleaños y él ya estaba medio achacado por los años... si no me equivoco cumplía 85.

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  10. Tengo más cosas de Pepe y Haydeé que voy a contar en los próximos días... y por fin se viene el post sobre Pucho!

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  11. Me encanto el comentario del fafa.
    Con lo que mas concuerdo es con la forma de diferenciar el comer con el morfar.
    Que lindas esas epocas en que uno iba a algun lado a morfar... lisa y llanamente.
    Lamentablemente a medida que uno gana experiencia en la vida, del morfi se pasa a la comida... patetico.

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  12. Este que... don Neurus... un post sobre Pucho?
    Y para cuando sobre Hijitus?

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  13. También se viene un post sobre Hijitus, espero que pronto. Pero este Pucho es otro, es un ex-compañero de coro de Jorge, Martín y mío que nos mataba de la risa con sus cosas. Un verdadero personaje

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  14. No puede ser, no puede seeer!!!
    Por fin viejo, era hora.

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  15. ... entre cuatro zopilooOOOOooooteeesss....

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